EL CURIOSO CASO DEL DOLOR TENDINOSO

EL CURIOSO CASO DEL DOLOR TENDINOSO

El tendón es un elemento de nuestro cuerpo perteneciente al grupo de tejido denominado como conectivo, y dentro de los también catalogados como tejidos blandos. Sus funciones son variadas y dependerán del tipo y del tamaño del tendón en cuestión pero generalmente atienden a funciones de unión con el hueso, protección y especialmente transmisión de fuerzas. Estas estructuras están localizadas en todas las partes de nuestro cuerpo:  bien sean manos, tobillos, rodilla, cadera e incluso en el interior del ojo.

Como todo en nuestro cuerpo, esta estructura también puede ser motivo de dolor para una persona siendo cada vez más las diagnosticadas con este tipo de problema, por lo que como es lógico también han sido motivo de innumerables estudios con el fin de buscar una solución a esta afectación. El dolor tendinoso está definido como una patología con sintomatología de carácter punzante, perfectamente localizado o a punta de dedo, principalmente doloroso a la carga y que dependiendo del estadio puede aparecer en distintas etapas de una actividad en concreto; además, puede afectar tanto a deportistas de élite que requieren de una gran explosividad como a personas sedentarias que utilizan durante mucho tiempo el ratón del ordenador.

A partir de aquí, diferentes términos han ido surgiendo a lo largo de las últimas décadas que intenten definir la causa del dolor tendinoso: tendinitis, tendinopatía reactiva, tendinosis, paratendinitis, tenosinovitis, etc. Todas estas terminologías acaban por ser un auténtico quebradero de cabeza tanto para los pacientes, que acaban con diagnósticos diferentes en base al profesional al que acuda, pero también para estos últimos, que no acaban por encontrar el consenso sobre cómo definir y en qué momento definir esta patología.

¿Y a qué es debido todo esto? Lo que sabemos por investigación hasta ahora es que existen un montón de cambios a nivel estructural, con cambios en la matriz extracelular que acaba con un gran contenido de medio acuoso, que en ciertos tendones aparecen marcadores inflamatorios(aún en controversia), que existe una neovascularización y un aumento de la respuesta sensitiva y que en ciertas ocasiones los tendones en fases aparentemente avanzadas contienen zonas de degeneración con muerte celular, que incluso en ocasiones a profesionales que utilizan el ecógrafo como medio diagnóstico les lleva a la confusión y diagnostican erróneamente roturas parciales de la estructura.

Sin embargo, todos estos cambios estructurales, que sin duda pueden ser motivo de dolor, no parecen ser concluyentes para afirmar que sean la causa, ya que incluso la degeneración en fases más avanzadas se viene descartando dado que se encuentran múltiples sujetos con tendones muy degenerados (casos de deportistas de élite) perfectamente funcionales y sin ningún síntoma, incluso conteniendo en las zonas todavía sanas mayor contenido estructural de tejido, por lo que la relación estructura-dolor-función no parece estar relacionada.

En investigaciones más recientes se hipotetiza con que las tendinopatías puedan ser por causa de una sensibilización (alteración de la sensibilidad) del tejido bien a nivel periférico como central y que podría explicar porqué estas lesiones pueden permanecer durante tanto tiempo, pero sin embargo, las características de este dolor no se asemejan a procesos de este tipo.

También sabemos que hay ciertos factores tanto intrínsecos como extrínsecos a la persona que lo padece que puedan aumentar la predisposición a padecer molestias tendinosas, como pueden ser las personas con obesidad y sobrepeso, patologías de carácter metabólico como la diabetes, variaciones anatómicas específicas o incluso el uso de ciertos medicamentos como las quinolonas. Nuevamente tampoco parecen justificar en todos los casos la aparición de tendinopatías.

Ahora mismo, y sin duda lo que tenemos más contrastado y que debe de ser el medio tanto diagnóstico como de tratamiento de estas patologías, es que existe una alteración en la capacidad de percibir las cargas por medio de las células tendinosas generalmente por introducir una carga superior a la que son capaces de soportar. A partir de aquí, el profesional destinado debe de ser el encargado mediante la historia clínica y la exploración el encargado de discernir este problema de transmisión de carga y el encargado de recuperar esta alteración que se ha producido. Para ello, el medio más útil y tremendamente evidenciado es la utilización de ejercicio de carácter gradual, de forma que el paciente pueda ir adaptando a su tendón nuevamente a las cargas que requiera, pudiendo por supuesto esto ser complementado con otro tipo de técnicas enfocadas por ejemplo a la analgesia o reeducación de factores influyentes sobre la patología.

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