La alarma de nuestro cuerpo: el dolor

Kaukura fisioterapia

La alarma de nuestro cuerpo: el dolor

La mayor parte de los pacientes que han acudido a la consulta de un profesional sanitario, bien sea odontólogo, médico,fisioterapeuta,etc. ha sido porque sufren de algún tipo de dolor. Sin embargo, muy difícilmente nos hemos parado a pensar en algún momento de nuestra vida qué función tiene el dolor y damos por hecho que significa que algo está mal en nuestro cuerpo. Sin embargo, ¿es esto cierto?

El concepto de dolor ha ido modificándose durante el paso de los años según vamos conociendo más aspectos sobre él. Una de las primeras definiciones y sin duda la que más ha calado hoy en día no solo en pacientes sino en profesionales la realizó el filósofo Descartes, quien lo definió como “aquello que se genera en los tejidos ante algo que es perjudicial y se conduce hasta el cerebro, lugar donde se produce su transición a la consciencia”. Aunque lo planteado por Descartes fue un gran avance para su tiempo, el concepto ha variado sustancialmente, siendo incompatible con lo que conocemos actualmente en neurofisiología del dolor, y para ello cobra relevancia el concepto de nocicepción.

 

La nocicepción es la capacidad que tiene el cuerpo para, a través de numerosos receptores distribuidos por innumerables estructuras, captar diferentes estímulos potencialmente nocivos para nuestro cuerpo. Se parece a lo definido por Descartes ¿no?  Ahora bien, ¿es esto el dolor? Pues ya sabemos que no. Mientras que la nocicepción es esa captación de estímulos potencialmente nocivos, el dolor va más allá. La Asociación Internacional en el Estudio del Dolor (IASP) ha definido clásicamente el dolor como una experiencia sensorial o emocional desagradable asociada a un daño real o potencial en un tejido, o descrito en términos de dicho dañolo que nos quiere decir que no siempre que haya nocicepción debe de existir dolor (y viceversa), y, por lo tanto, podemos afirmar que dolor y nocicepción, aunque tengan relación, no son lo mismo. El dolor es en sí mismo un procesamiento a nivel de estructuras del sistema nervioso central que valora un posible daño sobre el cuerpo que debemos tener en cuenta y poner remedio, o es esa alarma que tenemos intrínsecamente que nos advierte de un posible ladrón entrando en casa.

Además, el ser humano no es solamente un sistema electrónico, es un ser vivo que interacciona constantemente y que se habitúa a cada momento ante los diferentes entornos, estímulos y objetos que interaccionan con él. En este sentido, Melzack y Wall propusieron hace varias décadas el concepto de neuromatriz, una gran conexión neuronal entre diferentes áreas del cerebro encargados de diferentes aspectos que envían información y que, en conjunto con esa información nociceptiva, conformarían el dolor.

Actualmente se divide el dolor en tres áreas principales: un área sensitiva-discriminativa, que sería la parte nociceptiva o el dolor interpretado por Descartes, la parte cognitivo-evaluadora y la parte emocional-afectiva. Es decir, el estado emocional en el que nos encontremos en ese momento (felicidad, tristeza, ansiedad, depresión, etc.) y la parte cognitiva (pensamientos catastrofistas, evaluación del entorno, recuerdos pasados, etc.) van a influir sobre nuestra experiencia dolorosa, y es por ello por lo que dos personas con misma información nociceptiva pueden tener un dolor distinto, o porqué el mismo estímulo nociceptivo dependiendo del ambiente puede ser doloroso o no.

Un ejemplo de esto podría ser una torcedura de una persona que cruza indebidamente la carretera. En ese momento, la información nociceptiva será muy alta porque un posible daño físico real se estaría produciendo; sin embargo, la observación de un camión a alta velocidad hacia el sujeto le haría analizar una situación de supervivencia y hasta no estar a salvo, probablemente no sentiría dolor, ya que el ambiente en el que se ha producido es más importante que la información nociceptiva.

Esto se puede trasladar a cualquier tipo de patología dado que la mayoría de ellas cursan con dolor, y por eso dentro de muchos tratamientos especialmente en dolor crónico ha cobrado una vital importancia la denominada educación sobre el dolor. Explicar todo esto a una persona que lleva mucho tiempo padeciendo dolor puede ser una clave para que comience a comprender su experiencia dolorosa y cómo enfrentarse ante ella.

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