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15 Jun Mindfulness y emociones: Qué son y cómo pueden afectarnos las emociones básicas negativas
Para empezar, debemos recordar los distintos tipos de emociones básicas:
Emociones primarias adaptativas o saludables, emociones primarias desadaptativas o no saludables y emociones secundarias.
En general, las emociones son responsables en gran medida, del estrés y otros desajustes fisiológicos que pueden llegar a ocasionar enfermedades.
Las emociones en sí no son malas, únicamente responden a un suceso y la consiguiente adaptación.
El objetivo del Mindfulness sería dotarnos de herramientas para aprender a gestionarlas y evitar reacciones indeseadas.
Las emociones que producen los mayores desajustes, son las negativas.

Emociones básicas negativas:
– TRISTEZA
La tristeza es nuestra capacidad innata para reaccionar ante pérdidas, ya sean temporales, definitivas, y así poder reconocer el valor de lo perdido y obtener el aprendizaje para el futuro.
Pueden originarla diferentes acontecimientos, como la pérdida de un ser querido (por ejemplo, un fallecimiento o ruptura sentimental). También puede ocasionarla la soledad, el sentirnos olvidados, o incluso la incapacidad de mostrar nuestros verdaderos sentimientos.
Siempre que nos encontremos tristes, es porque habremos perdido algo valioso para nosotros, sea de la naturaleza que sea.
No hay que sentirse mal por estar triste, es una reacción innata y humana. Lo importante es sacar el aprendizaje. ¿Qué quiere mostrarme esta tristeza? Y comprender, ‘Sin pérdida no hay tristeza’
La tristeza debe ser gestionada, aceptar la pérdida, entender que hay un período de duelo, para adaptarnos a la nueva situación, y continuar adelante.
¿Qué nos aporta de positivo?
- Nos ayuda a valorar realmente lo que hemos perdido
- Nos aporta el aprendizaje para el futuro
- La comprensión de que no hay nada eterno
- Nos ayuda a buscar alternativas para la pérdida
- Nos impulsa a madurar y a crecer a nivel interno.
¿Qué nos aporta de negativo?
- Sufrimiento. Ocasiona gran sufrimiento de corazón
- Confusión. Mal gestionada, nos confunde y aturde
- Culpa. Podemos sentirnos culpables y odiarnos por ello
- Pesimismo, apatía…
- Depresión. En casos agudos y sostenidos en el tiempo, puede ocasionar depresión.
¿Cómo puede ayudarnos el Mindfulness a gestionar la tristeza?
Las dos maneras de desactivar la tristeza son:
- Llenar el vacío de otra manera, y trabajar el desapego.
- La atención plena, el vivir en el presente, la meditación, nos permitirán trabajar siempre que se haya tomado la decisión voluntaria y consciente de gestionar la tristeza.
– MIEDO
El miedo es nuestra capacidad innata para reaccionar ante una amenaza. No importa si es real o imaginaria, si nuestro subconsciente lo cree, pondrá en marcha todos los mecanismos para prepararse en milésimas de segundos.
Es la más básica de las emociones, y su función es prepararnos para la defensa o la huida. Cuando sentimos miedo, es porque una parte de nosotros percibe un peligro o se siente amenazada.
Es una emoción muy valiosa para ayudarnos a sobrevivir.
Hay muchos tipos de miedo, al fracaso, al qué dirán, al abandono, etc. Y todos ellos vienen de la sensación de amenaza.
¿Qué nos aporta de positivo?
- Protección. Nos pone alerta y ayuda a protegernos
- Nos lleva a tomar acción
- A asumir desafíos impensables hasta ese momento
- Acentúa nuestros sentidos ayudándonos a ser más prudentes
¿Qué nos aporta de negativo?
- Bloqueo. El miedo mal gestionado puede paralizarnos
- Puede crear confusión y convertirse en pánico que aturde y desborda nuestra mente
- Estrés y ansiedad. El miedo mantenido nos puede llegar a enfermar
- Agresividad. Puede hacernos irascibles y violentos
- Angustia. Puede provocar opresión y sensación de ahogo
- Desamparo. Nos puede llevar a sentirnos perdidos o abandonados
El Mindfulness cuenta con herramientas que pueden ayudarnos a desactivar la alarma del miedo. A distinguir si es real o imaginario, si es adaptativo o desadaptativo.
“El dolor de vencer el miedo es momentáneo, pero la victoria es dulce”
– RABIA
Es nuestra capacidad innata para reaccionar ante injusticias (agresiones, abandonos, mentiras, manipulaciones, etc), y así poder restablecer la justicia.
Surge cuando vemos que alguien ha sobrepasado nuestros límites. Viene acompañada de gran energía, ya que su función sería prepararnos para la acción.
Siempre que sintamos rabia, estaremos ante una situación que nos parece injusta, independientemente de si es real, como en otras emociones básicas basta que nuestro subconsciente lo crea.
La ira, rabia o enfado, es una emoción que nos puede arrastrar e invitar a descargarlo contra alguien. Es recurrente, cuanto más pensamos en la ofensa, más obsesivos se vuelven nuestros pensamientos justificando la ira.
Ante una situación de enfado, cabría preguntarse:
¿Qué límites se han sobrepasado?, ¿Es proporcionada la respuesta?, ¿Qué es lo que quiero conseguir?, ¿De qué manera puedo conseguirlo sin enfadarme?, ¿Qué quiere mostrarme el enfado? La reflexión ante la emoción, hace que vaya perdiendo intensidad y por lo tanto la reacción sea más desde la razón.
De ese modo podríamos valorar si la rabia es adaptativa y primaria, o secundaria. Es secundaria cuando debajo de la emoción que se muestra, hay otra emoción oculta, diferente y de mayor intensidad. Por ejemplo, suele ser habitual que detrás de la rabia, se encuentre una tristeza profunda.
Lo ideal sería conseguir acceder a la emoción primaria para poder expresarla de forma correcta como el llanto.
¿Qué nos aporta de positivo?
- Justicia, la rabia nos lleva a luchar por lo que creemos justo
- Nos arma de valor para defendernos ante situaciones extremas
- Nos hace sentir más fuertes y poderosos para luchar
- Nos ayuda a mantenernos firmes en nuestra postura y no caer en la sumisión
- Nos hace más creativos y nos impulsa a buscar soluciones
¿Qué nos aporta de negativo?
- Puede sacar lo peor de nosotros haciéndonos hostiles
- Mal gestionada, anula nuestra voluntad y puede llevarnos al odio
- Venganza. Puede cegarnos y despertar deseos de producir dolor
- Es destructiva, pudiendo llevarnos a la propia destrucción y de los demás
- Mal controlada, puede convertirnos en seres crueles
No hay que avergonzarse de sentir rabia, pues es una emoción tan natural como respirar.
Lo importante es aprovechar lo bueno que nos trae para impulsarnos y aprender a gestionarla para evitar que nos arrastre.
Las formas de salir de la rabia, serían: Actuar para restablecer la justicia, y trabajar la compasión y el perdón.
Hay diferentes estrategias, que nos pueden ayudar a permitirnos vivir las emociones de modo saludable. El Mindfulness cuenta con herramientas adaptadas a cada persona y situación.
El objetivo sería vivir las emociones primarias de una forma adaptativa, y evitar que se conviertan en desadaptativas, o en secundarias.
Si quieres más información, no dudes en ponerte en contacto con nosotros o en apuntarte a nuestro curso gratuito online de Mindfulness para principiantes.
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